Estas obras en el interior se completaban con la celebración e instalación de los famosos efímeros barrocos en el exterior.
En el S. XIX, bajo el impulso del Embajador Antonio de Vargas y Laguna, se continua la decoración del edificio. Destacar la remodelación de una parte importante del segundo piso, donde bajo la dirección del arquitecto Giulio Camporesi, Felice Giani y su taller decoraron al tempera diez grandes habitaciones en estilo neoclásico, obra de las más elegantes del artista en Roma.
Este trabajo de adaptación de la decoración del Palacio a los nuevos tiempos continuó con el Embajador Pedro Gómez de Labrador, cuando en 1828 se redecoraron, también en estilo neoclásico, el salón de música y otros salones secundarios, obras atribuidas a Luigi Cini.